viernes, 3 de julio de 2015

Cuando alguien se va



Cuando alguien se va  y deja de existir queda un vacío. Sus días pasaron aunque en la memoria de los que siguen perdure su ser.
Qué corta y cuantas veces vana es la vida de las personas. Qué corta para lo que se pudo hacer y no se hizo, o no se dejó hacer. 
Pocas son las personas que dejan un legado de creación, respeto y concordia.
Pocas aquellas que no se dejan arrastrar por la turbia y loca marea de la vanidad, el egoísmo, la intolerancia, la crueldad y la superficialidad humanas.
Ahora, en esta tarde de sol calmada, cuando ya el sol se pone, cuando oigo a la perdiz al fondo entonar el canto de continuación de la vida, cuando la vida muestra lo mejor de sí, entonces se hace memoria de estas personas y se les añora.
El mejor legado que podemos darles es continuar la construcción de lo que ellos y ellas ya iniciaron, dedicar una vida a la creación y al respeto y no a la dejadez y a la destrucción.
Como en la ópera  O sole mio, "que bella cosa un día de sol" con "el aire sereno después de una tormenta".