viernes, 22 de abril de 2016

El desdén


Él se cansó, ya no quería verla.
 Ella no estaba cansada, pero no vio que iba demasiado lejos. No tuvo en cuenta que para todo, y también para el afecto, hay sus límites. 
Sus desprecios ante su atención, su despreocupación ante su amor, su mal carácter ante su buen humor. 
Demasiados, demasiados días desaprovechados cuando fecundos pudieron ser. Y la vida no perdona los atrasos y los destiempos que por descuidos o por poco sentido para aprovecharlos se dejan pasar.
Tarde fue cuando trató de enmendar su error. No había ya ilusión ni esperanza alguna en el corazón del hombre. Y ya aparecía sin poder ocultarse el rencor, tan peligroso compañero que tan oscuras consecuencias puede traer.
Esta vez, y para evitar las malas ideas del tan poco caballeroso rencor, fue su desdén y desprecio de él hacia ella quien los apartó ya definitivamente, ya para siempre.

4 comentarios:

  1. Escribes justo y sin rodeos una trama que es mas habitual de l o que parece y que termina en desenlace que siempre es inevitable.
    Me gusta como lo has enfocado, así de crudo, como mostrar mal carácter ante el buen humor del otro.
    Un saludo

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    1. Creo es mejor tratar estas situaciones de forma clara, sin ocultarlas. Tal y como las solemos vivir.
      Gracias por el comentario, tan bien expuesto.

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    2. Coincido con barrincoia en que es una escena bastante habitual. Por desgracia, el rencor puede tener remedio pero el desdén va un paso más alla, y hay una frontera que una vez cruzada no tiene vuelta atrás.

      Saludos.

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